cajas de Cornell

Cajitas que contienen objetos coleccionados, recuerdos de otros viajes, fotogramas de seres amados, hojas secas, plumas, amuletos pintados con crayones, cartas perdidas, mapas de nubes, dibujos de corderos, copitos de nieve, canciones de plancha para amores ausentes, cartas con remitentes ilegibles, imágenes de otros tiempos. Todos componen artesanías personales. Todos guardan entre sí una lógica intangible y aunque hacen parte de un todo, también pueden verse de forma independiente. Cada compartimento, un verso, una ficción, una mancha, una huella de lo imposible, de las pesadillas, una ruina- y, a veces, también la muerte.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Instalaciones con escritor , hilo y aguja




¿A DÓNDE VES?

Abro mis ojos
repaso los viejos
fotogramas
recorro uno a uno
los juegos con casillas en
blanco y negro.
Todo se nubla.
Dedos marchitos
que cosen las heridas
construyen, con
vaho, lo invisible
dulce miedo,
quiero tomar tus patitas peludas y arrojarte
lejos de mis ciegos ojos.

Paso horas
colocando un verso en el lugar exacto de mi noche.
lloro a solas,
golpeo los
sombríos armarios de recuerdos.
Abro mi garganta
y juro
Que no moriré sin
ver una vez más.

Palabra-vientre-incendio,
refugios para la
luna oxidada.
piel que recorre
el vértice.
Desenredo mi río
de peces,
Cargo mi valija,
Y parto al fondo
de mi cuarto.
Pero el sueño
llega
Embiste y me
atraviesa
me despoja,
el cuerpo cae como roca
me
retuerzo

enseño mis dientes.
Aún no estoy
lista para ser devorada
aún no
estoy lista para hundirme
en el mar voluptuoso
ni para escuchar
la melodía funesta.
El vértigo pasa
por debajo de mis pies
Se desliza y me
seduce.
La lluvia que
avanza en las ventanas
me hace recordar
que no respiro.
Ojos abiertos
Agua y fango,
perdiendo me pierdo,
irremediablemente
en el cuerpo sobre el cuerpo.

Regreso al hogar,
cuarto vacío
y encuentro lo
que tanto esperaba.
Mis ojos recorren
el espacio del que nunca me he movido
Acá están mis
manos pintadas de mar
Acá el calcinado
pelaje de mi centro.
Vivo con el
rostro en llamas, la mirada
muerta
Como si cargara
un revolver bajo la almohada.
Tocan a la puerta
y no atino a girar la perilla.

¿A quién cantaré,
en qué extraña forma he de perderme cada día?
Escribo palabras
en los espejos y paso
siglos hablando con la noche.
Camino hacia
atrás, muerdo mi mano, lanza que me dibuja
Estoy
inesperadamente triste
dos o tres giros
al cielo, se abre la puerta,
Nadie
solo el susurro
de algún cuervo inesperado.
Nada
solo el sueño que
de nuevo se acerca.
eco agolpándose en el cristal
tiempo que se
funde en el reloj del
cuadro
y yo,
enferma de
obscenidad
hace días que
solo intento aferrarme a tu pelo.
Descorro las
cortinas, cierro mis ojos,
Alguien pregunta ¿A dónde ves?

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