
REENCONTRARSE EN LA CAMA
Como llegar a la casa
al final de un día despiadado
y sumergirse en ese sillón
que ya es cuerpo de mi cuerpo,
entre los olores conocidos
y nuestros libros: así
después de años, tú y yo.
Las caricias de siempre
y las respuestas tan repetidas.
Decimos los mismos murmullos
y nos movemos plácidos
casi aún con placer:
el amor, parásito del deseo.
Costumbre de los dos
hecha a pulso de encuentros
en esta tibia cama,
donde yacen los sueños
las lágrimas y todas las mentiras
de nuestra larga historia.